Así se disimula la crisis en las playas cristalinas de Venezuela
Carmen Elena Ascanio
30 de agosto de 2023
Así se disimula la crisis en las playas cristalinas de Venezuela

Las cristalinas playas del Parque Nacional Morrocoy, en el estado Falcón representan una de las principales opciones turísticas del país.

Un reportaje de La Voz de América muestra la realidad de los trabajadores playeros de esta zona.

Así conocemos la historia de Vladimir Ríos, de 39 años, para quien las playas son su fuente de ingresos desde su adolescencia.

 

“Es chévere trabajar en las playas”

 

“Trabajar en la playa es divertido, chévere”, cuenta a la Voz de América ya desde la orilla, vistiendo camiseta blanca de mangas largas, lentes oscuros, un vasto sombrero de paja y un pendiente dorado.

A pocos metros, varios hombres y mujeres con franelas blancas recorren la playa convidando ostras, calamares, pescados fritos, helados, tortas dulces, sombreros, bebidas y masajes a los visitantes.

Vladimir, de piel tostada por el sol y oriundo del estado vecino de Carabobo, define esos servicios como “emprendimientos” y agradece “la suerte” de ganarse la vida en un ambiente que le gusta, si bien sus cuentas no siempre viven “momentos buenos”.

 

Los servicios se ofrece en divisas 

 

Relató que cobra por tiempo, en divisas en efectivo: 20 dólares permiten usar sus inflables durante media hora, aunque también se declara dispuesto a rebajar sus precios -está abierto a ofrecer 15 minutos de sus servicios por la mitad de la tarifa-.

Cuenta Vladimir que este agosto, mes de vacaciones escolares en Venezuela, no ha tenido tan buenos ingresos como hace años. Esta temporada suele trabajar hasta 6 días a la semana.

“Esperemos que tengamos algo (más) de facturación, porque venimos de dos meses anteriores donde la cosa ha estado un poco ruda”, expresa, con tono de fe de cara al fin de semana, cuando las ventas suelen mejorar.

 

El riesgo de emprender

 

Cientos de proveedores de comidas, productos y servicios trabajan en esas playas del occidente del país con permisos o concesiones del gobierno venezolano.

Muchos se oficializan como promotores o guías turísticos, pero deben pagar a un organismo oficial llamado Inparque una mensualidad equivalente a 30 dólares.

Solo así pueden trabajar en cayos como Playuela, Sombrero, Pescadores o Playa Azul entre las 7:00 de la mañana y las 5:00 de la tarde -ya no se permite pernoctar en ellos-.

Además, les piden colaborar con 5 dólares para limpiar la basura de esos islotes.

 

Preocupación por pocas ventas

 

Johnny Bolívar, un vendedor de pulseras y cadenas artesanales, de 19 años, se preocupa cuando las ventas son pocas, porque no puede pagar esas cantidades, ni su transporte hasta las playas desde poblados como Tucacas o Chichiriviche.

“Es muy riesgoso, porque a veces uno no vende y uno queda endeudado con la lancha”, manifiesta desde Boca Seca, un cayo con barrera de corales y aguas inmaculadas, poco antes de reanudar las ofertas de sus bisuterías multicolor.

 

Planes para el Parque Nacional Morrocoy 

 

Morrocoy es uno de los destinos turísticos por excelencia de Venezuela, una nación de América del Sur que limita con el Mar Caribe.

Es refugio de centenares de especies de aves y reptiles marinos, como tortugas, caimanes y delfines. Su variedad de peces es amplísima.

El presidente Nicolás Maduro anunció hace 1 año un “plan especial para reacondicionar y recuperar” los poblados de Tucacas y Chichiriviche, desde donde parten lanchas y embarcaciones para llegar en solo minutos a sus cayos.

Tucacas parece haberse congelado en el tiempo, a pesar de las promesas oficiales: aún no exhibe mayores avances en infraestructura, el asfaltado de sus calles o nuevos negocios por lo menos en los últimos 5 años.

 

Espejos de la crisis económica 

 

Tucacas es una de tantas ciudades espejo de la crisis económica nacional en la última década, con repuntes inflacionarios, salarios bajos, fallas de los servicios públicos y el desplazamiento del bolívar venezolano en favor de otras monedas.

El gobierno de Maduro ha proyectado que el crecimiento económico del país será mayor a 5 puntos este año, mientras economistas aseguran que hubo una recesión de la actividad productiva nacional durante el primer semestre de 2023.

En ese contexto social, Johnny Gómez, un mercader ambulante de dulces de coco y flotadores para niños, madruga a diario para tomar una buseta desde Morón -un poblado cercano-, llegar a los muelles de Tucacas y embarcarse en alguna lancha.

Siempre sonriente, comparte que sus ventas han tenido sus “altas y bajas”.

“Con mucho esfuerzo me he comprado mi casa, mis cosas de valor, mi ‘motico’. Me he sabido administrar, porque aquí no es fácil”, comenta desde Boca Seca.

Johnny pudo pagar sus cursos para ser técnico metalúrgico gracias a sus ganancias en las playas, donde labora desde los 12 años.

Sigue estudiando ingeniería, acota, con orgullo.

 

“A veces no se vende nada”

 

Sayín Rojas, mientras, dice que espera vender suficientes helados el siguiente fin de semana para saldar la deuda acumulada con los lancheros que contrató entre miércoles y viernes para poder llegar a su sitio de trabajo, en Boca Seca.

“A veces no vendo nada, es raro cuando uno hace una ventita los días de semana”, dice la nacida hace 43 años en Morón.

 

Aun cuando vende poco, puede cubrir lo básico en su hogar, asegura. “Por lo menos, uno no se acuesta sin comer, tenemos para comprar un parcito de zapatos, los útiles (de la escuela de su hijo de 14 años), para costear los estudios”, apunta.

 

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Como otros vendedores de la playa, creyó que este mes haría más “platica”, pero admite que el negocio sigue marchando “lentísimo” a solo pocos días de septiembre.

Cuenta que se fue hace años a Colombia para trabajar como ayudante de cocina, pelando sacos tras sacos de papas y cebollas, “pasando roncha”, según explica coloquialmente las dificultades que vivió en el país vecino.

 

 

Quedarse en Venezuela

 

Con las aguas celestes como testigo, firma una promesa: no volverá a emigrar.

Dice que prefiere quedarse “así sea comiendo arepita con mantequilla” cada día.

Para ella y sus colegas de playa, “no hay como estar aquí en Venezuela”.

 

 

Información La Voz de América

 

 

Carmen Elena Ascanio

Carmen Elena Ascanio: Periodista egresada de la UCAB. Exitosa experiencia en medios televisivos, radiales, impresos, digitales y periodismo institucional.