Publicado originalmente por Tulio Núñez Perdomo en varias ediciones del diario “El tiempo” de Trujillo.
Es la arepa más famosa del país. Su receta original dice que es una
tostada rellena de pollo guisado y luego horneado, acompañado de lonjas
de aguacate y granos de petit pois.
Actualmente, los establecimientos la rellenan con ensalada de gallina,
mayonesa y aguacate.
Su creador aún está vivo, se llama Heriberto Álvarez, tiene 83 años y es
nativo de Las Araujas, una población del estado Trujillo. ‘La autoría de
la Reina Pepiada no es sólo mía sino también de mis seis hermanos ya
fallecidos y, por supuesto, de mi ingeniosa madre: María de los Santos
Álvarez, que en paz descanse.
Todo comenzó cuando mi papá murió, estando nosotros muy jóvenes. Mi mamá
nos trasladó desde Trujillo para Caracas en un camión de estacas. Nos
instalamos en la Esquina de Cola e’ Pato, en El Guarataro. Allí montamos
un negocio de empanadas. Se hicieron tan famosas que la gente se venía
desde El Paraíso, expresamente, a probarlas.
Como nos fue tan bien pudimos abrir otro local de Maderero a Bucare,
cerca de la Plaza Miranda. Mis hermanos y yo le pusimos El Chance. Fue
allí donde vendimos las primeras tostadas. Nuestro primer cliente se
acercó a las 8:30 de la mañana, en octubre del año 49. Nos preguntó:
‘Muchachos, ¿qué es eso de tostadas?’. Le explicamos que así se le decía
a la arepa rellenita en Trujillo. Pidió una de queso de mano y se la
devoró gustosamente. En ese momento se llamaba Alfredo Sánchez, vivía a
una cuadra del negocio y era un aficionado al canto. Después se convirtió
en Alfredo Sadel. Imagínese qué suerte nos dio ese señor de ser el
primero que se comiera una de nuestras arepas’.
El origen del nombre
Con el tiempo fuimos creciendo y, en el año 55, abrimos Los Hermanos
Álvarez en La Gran Avenida, la que comunica Plaza Venezuela con Sabana
Grande. Estábamos en un punto estratégico, porque teníamos al lado la
hermosa floristería de las hermanas Belloso y un negocio muy visitado que
se llamaba Todo París. Nuestros clientes fijos eran Aquiles Nazoa, Oscar
Yanes, Billo Frómeta y Abelardo Raidi, entre otros. Ese mismo año, la
señorita Susana Duijm ganó el Miss Mundo. Para rendirle homenaje,
vestimos de reina a una de nuestras sobrinas, que tenía apenas 12 años.
La sentamos como en un altarcito para que la gente la viera en el
establecimiento. Entonces pasó un señor y nos preguntó por qué teníamos a
esa niña allí. Le explicamos que era un homenaje a la nueva soberana de
la belleza. Nos dijo: ‘¡Pero si yo soy el papá de Susana! Se las voy a
traer para acá’. Y así fue. Un viernes, como a las 10:00 de la noche, se
apareció la señorita Susana con su papá. Yo le di una tostada en sus
manos y le dije: ‘Mire, esta tostadita se la preparó mi mamá
especialmente y se va a llamar La Reina, así como lo es usted’. Ella me
dijo: ‘Muchas gracias, mijo’, y se la comió con un juguito. Y como en esa
época, a las mujeres de buenas curvas, así como Susana, se les llamaba
‘pepiadas’, le pusimos ese apellido a la arepa. Mantuvimos el negocio
hasta el año 68. Otro que nos promocionó incondicionalmente fue Renny
Ottolina. ¡Cómo se portó ese señor con nosotros!’.
Sobre la preparación original
‘Se amasaba muy bien la mezcla y se le incorporaba una cucharadita de
mantequilla. En aquella época se conseguía la marca Alfa, que era muy
buena y salía barata. Así, la masa adquiría una textura más flexible y
perdurable. Una vez que se les daba forma, las arepas iban al budare por
cinco minutos, luego al fogón hasta que se les levantaba la conchita, lo
cual indicaba que estaban listas. El relleno, originalmente, es un pollo
macerado: mi mamá primero lo sancochaba y le ponía bastante aliño y lo
dejaba hasta el día siguiente en la nevera. Después lo horneaba y
posteriormente era que le sacaba las lonjitas para rellenar la arepa. Una
ocurrencia de ella fue ponerle mayonesa y aguacate. Y como en el negocio teníamos
petit pois, porque a la gente le encantaba, entonces se los añadimos a la
mezcla
Después de La Reina vino otra arepa que también se hizo famosa. Era La
Multisápida. La llamamos así, porque Rómulo Betancourt hablaba, en navidad de los
años sesenta de que la familia venezolana disfrutarian ese fin de año de las
multisàpidas hallacas. Queríamos hacer alusión a algo que estaba sobre el tapete, asì
que creamos nuestra multisàpida, la cualtenía un poquito de queso, otro poquito de chicharrón,
otro de pollo… Bien bonita, eso sí… No menos famosa fue La Prohibitiva. Era una tostada rellena
de caviar, un invento de uno de mis hermanos, haciendo gala de estrategia de ventas.
La Reina costaba un bolívar y la gente se quejaba de que era muy cara, ya
que las demás no pasaban de real y medio o real y cuartillo… Entonces
pusimos La Prohibitiva a 27 bolívares para que La Reina luciera mucho más
barata. Pero el venezolano siempre ha sido muy pantallero.
Nunca faltaba alguno que llegara y dijera a todo gañote: ‘¡Álvarez, dame
una prohibitiva!’, y en secreto te susurraba: ‘de queso de mano’. Todo
era para aparentar que podían pagar una cosa que nunca se vendió.
Otro de nuestros productos principales lo llamamos ‘Sistema Nervioso’. No
era más que el mondongo. Le pusimos así por un borrachito maracucho que
siempre nos visitaba y pedía: ‘Dame un nervioso’. Según él, era lo único
que le quitaba el malestar. Pero el cliente, quizás, más importante que
tuvimos fue el señor Luis Caballero Mejías.
Una noche se presentó con una bolsita de harina y nos dijo: ‘Muchachos yo
preparé esta mezcla a ver si las arepas me quedan igual a las de
ustedes’. Nos pidió que la probáramos y nos explicó que eran dos kilos de
maíz, primero sancochados, luego molidos y posteriormente secados. Nos
fue muy bien con esa mezcla. Y cómo no, si lo que nos estaba dando era la
fórmula de la harina pan. Un día se presentó un señor llamado Lorenzo
Mendoza (POLAR) y le compró la receta. Lo demás es historia’.