En 2018, José Agustín Sánchez, compositor, pianista y director de orquestas venezolano, emprendió una gira por Suramérica que lo llevó a Bolivia, Perú, Ecuador, Brasil y Colombia para buscar “los sonidos del Sur”, capturarlos y fundir su música con la naturaleza. En parajes tan remotos como la cima de un tepuy en el Roraima, le dio rienda suelta a su musicalidad para fundir las notas de su piano con los ecosistemas.
“Todo se origina desde la pregunta de cuál es el papel del compositor con la música clásica (…) Todas mis obras comienzan con un viaje natural, cultural, donde como artista me arrojo hacia experiencias que van forjando esas obras (…) Estar en contacto con la naturaleza me permite cultivar esa sensibilidad que con tanto ruido y con tantas disonancias del mundo moderno, pues se suele endurecer”, dijo sobre su conexión con la naturaleza.
Ahora, este joven tachirense volvió a hacer historia al convertirse en el primer venezolano y en el primer artista en el mundo, en realizar una expedición artística y científica a la Antártida, con su piano eléctrico alimentado por un innovador sistema de energía solar.
Montañas inexploradas, icebergs flotantes, cuevas de hielo, lagunas congeladas y bases científicas se convirtieron en el escenario perfecto en el que surgieron las notas musicales que le dieron forma a nuevas composiciones que serán recogidas en una nueva obra sinfónica y posibles producciones discográficas.
“Estar con la naturaleza me permite explorar cómo las armonías se conectan y se vinculan con la fauna, con los elementos de la naturaleza, con todo ese campo cuántico que es parte del paisaje (…) Conectarse con el planeta, con la naturaleza, con lo invisible de la vida, con la energía etérica de la vida y fue así como poco a poco fui recorriendo el continente, se fueron dando distintas circunstancias en la humanidad como la pandemia, mi música fue tomando distintos espacios más allá del teatro convencional de la Orquesta Sinfónica, hasta plantearse lo impensable que fue esa última expedición a la Antártida”, aseguró.
La Antártida cubre una superficie aproximada de unos 14.000.000 km2, de los cuales menos del 1% constituyen áreas libres de hielo. Es el continente más frío, más seco y más ventoso. La temperatura en ese lugar inhóspito del mundo ha alcanzado los -89,2 °C. Para enfrentar esas condiciones extremas Sánchez se preparó física y mentalmente durante varios meses para afrontar el reto.
“Estuve preparándome meses antes de la expedición con un método que se llama el método Hoffman y el método Win Hoff, que fue desarrollado por un holandés que se sumerge en aguas heladas con el objetivo de desarrollar, otros modos de concentración, de meditación y demostrar que el cuerpo humano es realmente fuerte (…) Cuando uno no está preparado, pues puede ser mortal, porque los ligamentos de los dedos se pueden congelar, se pueden partir (…) En la Antártida hice muchas meditaciones a las 4-5 de la mañana para que el cuerpo bajara su temperatura, entrara en un proceso realmente meditativo (…) Cuando la naturaleza y el viento lo permitían, me quitaba los guantes y ahí comenzaba cada interpretación”, explicó.
Más allá de las características de este lejano lugar del planeta, el joven músico venezolano destacó que una de las cosas que le impresionó fue el silencio. “Una de las cosas más importantes de la Antártida es el silencio absoluto (…) Por más remoto que sea el Amazonas, la Gran Sabana, los volcanes, siempre escuchas la reverberancia de la civilización humana. En la Antártida es todo lo contrario. Hay una acústica que permite que escuches y que sientas sonoridades que yo nunca las había experimentado”, subrayó.
Además de su conexión con el ecosistema, Sánchez recordó la interacción que logró con la fauna propia del lugar. “Es importante mencionar que esta expedición contó con un piano alimentado por un sistema solar para poder jugar con distintas, armonías y sonoridades (…) La vinculación de la fauna fue impresionante; las ballenas que se acercaban al velero o a lugares donde estábamos interpretando la música, los pingüinos que comienzan a interactuar con sus cantos en las diferentes armonías que tocábamos, las focas leopardo que comienzan a danzar en espiral, porque no han tenido contacto con la música anteriormente”, relató.
Esta expedición generó varios proyectos musicales y audiovisuales en los cuales el compositor se encuentra trabajando: “los memes antárticos se transformarán en la primera obra para orquesta inspirada y escrita en el Continente Antártico, durante una expedición. Esta nueva composición hablará sobre ese mensaje que me dejó la Antártida, mis vivencias, la importancia del silencio y la apreciación de la vida por medio de la contemplación. Además, tengo en mente grabar varias producciones discográficas que recogen algunas sonoridades de la Antártida, como el sonido de los glaciares, del viento, del hielo, de la fauna y del agua en movimiento, cuyo resultado será algo único y terapéutico para la audiencia que quiera conectarse con la pureza de este continente enigmático”, concluyó.
Escuche el audio de la entrevista completa aquí: